UN BESO Y UN ADIÓS







Tarde de despedidas en la iglesia franciscana. Después de 63 años largos entre nosotros, la imagen de Nuestra Señora del Consuelo recibió los últimos besos de sus fieles antes de emprender viaje hacia Málaga, donde será restaurada. Miradas, roce de sus manos, plegarias... y emoción, mucha emoción entre sus cofrades al contemplar la imagen por última vez tal y como la hemos conocido a lo largo de varias décadas. Hermoso sermón de nuestro párroco y consiliario, fray Ángel Nicolás, que nos recordó que si el amor brota del corazón, sentiremos proximidad aun en la distancia. La eucaristía se aplicó, entre otros difuntos, por el alma de fray Antonio Ruiz, entrañable franciscano -fallecido la semana pasada- que sirvió en el convento de San Agustín durante veinte años.

La imagen de María Santísima del Consuelo estaba colocada en los escalones del prebiterio, sobre una alfombra e iluminada por cuatro candeleros con cirios que ya la alumbraran el pasado Jueves Santo. A sus pies, un ramo de flores blancas, formado por rosas, claveles y alhelíes. Vestía una túnica y capa de lanilla, en color crudo, que le ha confeccionado nuestra hermana Martirio. Un cínculo de oro ceñía su cintura y un broche con el anagrama de María sobre su pecho. Nada más. Sencilla. Casi sin equipaje. Lista para partir. Vuelve pronto con nosotros.

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