EL SILENCIO ENMUDECE LAS CALLES DE ALMERÍA

Fotografía de M. Manzano para IDEAL


La Rambla de los Alfareros aguardaba con impaciencia el momento de vestirse de cofrade esta Semana Santa. Por ese motivo en la tarde de ayer lucía con decenas de balcones engalanados preparados para saludar a su hermandad de siempre, la del Silencio, que anoche realizaba su Estación de Penitencia por las calles de Almería.

A las nueve y media de la noche las puertas de la Iglesia de San Agustín se abrían y, tras ellas, aparecía la coqueta Cruz de guía de la hermandad franciscana preparada para salir a la calle e iniciar su desfile. Justo detrás, el consiliario de la hermandad daba a besar a todos los penitentes el relicario con las reliquias de San francisco de Asís antes de abandonar el templo.

Tras la Cruz Guía se encontraba la guardería del cortejo. Justo detrás de un pequeño banderín con la leyenda 'Dejad que los niños se acerquen a mí' se podía encontrar a una gran cantidad de pequeños que, ya a esta edad, quieren procesionar con su hermandad. Posteriormente comenzaron a salir de San Agustín las hileras de nazarenos y las diferentes insignias del tramo, entre las que cabe destacar el primitivo estandarte de la hermandad, para, finalmente, escuchar a la Capilla Musical nuestra Señora de Consolación, de Granada, que precedía al primero de los pasos de esta cofradía: el impresionante misterio del Descendimiento.

Primero los ciriales salieron a la calle y se quedaron a las puertas de la Iglesia esperando. Luego se escuchó la voz de Alejandro Suárez dar órdenes a su cuadrilla para encarar la fachada de la Iglesia antes de arriar el paso por última vez dentro de los muros de San Agustín. Volvió a sonar el llamador y, con mucho cuidado, el misterio fue superando la difícil salida hasta que salió a la calle donde el público que abarrotaba Rambla Alfareros comenzó a aplaudir, siendo rápidamente silenciado por algunas personas para preservar el carácter de silencio de esta hermandad y, de paso, enseñar al aficionado cómo hay que comportarse según el tipo de cofradía que procesiona.

Con el paso arriado a las puertas del templo, uno de sus mayordomos subió al canasto para colocar el casquillo de la cruz, que se quita para que el paso pueda superar la salida, y Alejandro volvió a tocar el llamador una vez que el paso quedó perfectamente ornamentado. Este año la hermandad presentaba como novedad el tallado de la crestería de este paso, aparte de la incorporación al desfile del banderín del Grupo joven y la confección de veinte nuevos equipos penitenciales, lo que pone de manifiesto que cada vez más gente quiere acompañar al Silencio en su procesionar la noche del Jueves Santo. La cuadrilla levantó, unos tímidos aplausos volvieron a escucharse y, poco a poco, el misterio del Descendimiento reviró para empezar a bajar la Rambla de Alfareros en dirección a la avenida Pablo Iglesias.

Mientras se alejaba el misterio, del interior de San Agustín continuaron saliendo nazarenos como escolta del segundo de los pasos de la hermandad, el precioso palio de crestería de la Virgen del Consuelo. En el interior del templo se escuchaban los sones de la Asociación Músico Cultural La Mezquita, de Alboloduy, que marcaban el paso a la cuadrilla de costaleros para que, a las órdenes de Manuel Vicente Barranco, se fueran acercando hasta la puerta del templo para realizar la salida.

Aplausos y silencio

La preciosa imagen de la Virgen del Consuelo, obra del universal imaginero Castillo Lastrucci, llegó a la puerta de San Agustín y, con mimo, fue saliendo al exterior envuelta en una nube de incienso que perfumó toda la Rambla de los Alfareros. El público volvió a aplaudir y volvió a ser silenciado mientras que el paso de palio reviraba y encaraba la calle para, sin prisa pero con un paso constante, comenzar a alejarse en busca de las calles más antiguas del casco histórico almeriense. El cortejo bajo Pablo Iglesias, Puerta de Purchena y las Tiendas para pasar por la puerta del templo de Santiago Apóstol. Luego, por la Plaza de las Flores, llegaron a San Pedro, y por Floridablanca, a la calle Real. Durante todo este primer tramo de su recorrido la cofradía contó con la presencia de una importante cantidad de público en la calle acompañándoles. Sin lugar a dudas el carácter festivo de la jornada de ayer invitó a que la ciudad saliera a ver procesiones.

El Silencio bajó por primera vez por la calle Lope de Vega para llegar a la Catedral y, posteriormente, pasó por el Cubo en su discurrir en busca de la Carrera Oficial. Siendo este punto de su itinerario uno de los más atractivos y en el que más gente intentó encontrar un hueco para ver pasar al cortejo. Luego llegarían a la Plaza de la Patrona y entrarían a Carrera Oficial a las doce de la noche, cerrando la nómina de hermandades que procesionaron en el día de ayer por las calles de Almería.

José Leyva

Ideal, 2 de abril de 2010

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